31/12/08
Fuente: El Ciudadano | Néstor Avalle
Se termina un 2008 complejo y movido, con características nuevas. El año comenzó para los argentinos con un interesante nivel de actividad económica, lo cual implica trabajo e ingresos para la mayoría de la población y perspectivas razonables para una buena parte de las actividades económicas. Con algunas alertas, en general se proyectaba un año bueno como los 4 ó 5 precedentes, aunque desde el exterior se encendían luces “amarillo suave” por los primeros problemas con los precios en el mercado inmobiliario y su repercusión en el sistema financiero …
Sobre el fin del primer trimestre los argentinos asistían azorados a una pelea entre el Gobierno y el sector que le financiaba gran parte de su estrategia política a través de los impuestos a la exportación. Allí comenzó la caída en la actividad económica local, y luego, pero recién luego, “se le cruzó el mundo a la Argentina”, para usar una de las tantas desafortunadas expresiones de la presidenta Cristina Kirchner.
Muchos están cerrando un año muy malo en lo económico, pero ¿cómo fue para la vitivinicultura este año que termina?
Más ventas
El analista local Javier Merino ha hecho un análisis de los aspectos más relevantes de la actividad, los que repasaremos a continuación.
La facturación de la industria creció en 2008 un 3% en términos reales. Esto implica ventas en el mercado interno (con caída del 0,7%) y el externo (aumento del 12%) y habiendo descontado el efecto de la inflación. Pero también hay que descomponer las ventas en el mercado interno para entender la realidad del mercado. La facturación por vinos varietales aumentó 10%, mientras que la de los vinos sin mención varietal cayó 7%. Este es un fenómeno que se repite desde hace varios años; es decir que se trata de una tendencia.
Hay problemas de rentabilidad en algunos segmentos del sector, pero él mismo ofrece las salidas. Hay que apurar el proceso de reconversión para solucionar las quejas por los viejos problemas. Pero hay que reconocer que 2009 tal vez no sea el mejor momento por las limitaciones de financiamiento que impone la crisis financiera local. Tal vez algunos fondos de la Anses podrían llegar al sector para financiar esta transformación, en cuyo caso resta por ver la voluntad política de motorizarla.
Continuó el cambio estructural
De los 6.400 millones de pesos facturados anualmente por el vino, casi el 60% provienen de la exportación o de la venta de vinos varietales. El otro 40% es aportado por vinos no varietales. Lo que impresiona es verificar que hace apenas 6 años esa relación era 30% y 70% aproximadamente. Es decir que estamos en presencia de una verdadera transformación estructural.
Un dato muy revelador es que entre 2001 y 2003 el precio de la uva representaba 15% del precio del vino y este año representó 23%. Es decir que, lejos de lo que normalmente suele decirse, el productor primario ha mejorado su porción de la torta. El margen de comercialización, más que las ventas, es el que decide si la actividad es o no rentable y, por lo tanto viable en el tiempo. El análisis de los precios muestra que en los últimos 6 años el vino ha perdido frente a la mayoría de los insumos. Es decir que la inflación ha ido socavando la gran ganancia de rentabilidad que generó la devaluación.
En cuanto a los mercados externos, Estados Unidos es el país más relevante para el vino argentino porque es el que muestra el mayor crecimiento, tanto en volúmenes comprados como en precios pagados. Argentina es el único país que ha aumentado su presencia allí durante 2008, y las buenas perspectivas se extienden al 2009 a pesar de la crisis.
Al analizar las estadísticas de exportación en dólares de los últimos años, las tasas de crecimiento anuales son de 25 a 30%. Esto podría dar un mensaje equivocado respecto de las ganancias, por dos razones: por un lado hay que ver cuánto crecen los costos; el otro aspecto es el poder adquisitivo de ese dólar. Merino estima que en 2008 el dólar vale un 8% menos que en 2001. Dicho en otros términos hemos vuelto al 1 a 1, algo que hace tiempo se escucha en boca de mucha gente ligada al comercio exterior.
Con respecto a las decisiones que se deben tomar en las empresas, el analista mendocino señala que la recesión llegó al mercado mundial del vino. Del contexto internacional hay que tener en cuenta la caída de los niveles de actividad y la disminución del crédito.
Hay que anotar que la tendencia mundial en el mercado del vino es la caída de volúmenes de comercialización y un leve aumento de valor de venta por aumento de precios de comercialización, si bien sobre este punto otros señalan que no es el mejor momento para hacerlo. También habrá un aumento suave en la producción mundial luego de varios años de caída.
En la Argentina, la situación macroeconómica lleva a una disminución acelerada de márgenes y una baja o nula financiación de las actividades económicas, por lo que se recomienda cautela respecto de la apertura de nuevos mercados y en los gastos de promoción en éstos.
http://www.ciudadanodiario.com.ar/2008/12/31/nota65219.html
